La Vasija de la Abuela
Ana y su esposo eran amantes del senderismo aquel deporte que consiste en caminar por largos senderos, hasta que un año el clima se volvió tan frió que decidieron solo ir a la cabaña de su abuela en Guerrero y tal vez entretenerse con algunos juegos de mesa, aquel lugar estaba abandonado ya que la abuela de Ana tenia poco de muerta y su abuelo había muerto tres años antes que la abuela.
El marido de Ana decidió salir a buscar algo de madera para encender la chimenea ya que el frió calaba hasta los huesos, estando afuera escucho unos ruidos extraños que provenían de la cabaña, al entrar le comunico a Ana que seguramente había ratas o serpientes dentro de las habitaciones razón por la cuál decidieron hacer una limpieza general así también les servia para entretenerse.
A la mañana siguiente pusieron manos a la obra limpiando cada rincón, no encontraron ninguna rata o serpiente pero los ruidos cada vez eran mas potentes, al ver las vasijas pensaron que tal vez dicho animal se encontraba atrapado dentro de ellas, destaparon una por una para limpiarlas pero al abrir la más grande se llevaron una aterradora sorpresa, había huesos, no huesos de animales sino de humano y los pertenecientes a la mano estaban desgastados como si hubiera estado golpeando la vasija por horas para que lo encontrarán.
Ana y esposo tomaron la vasija de la abuela junto con los huesos y se decidieron a ir en busca de respuesta, la gente del pueblo les comento que seguramente eran los huesos de su abuelo Don Andrés, que había sido asesinado por su abuela en desesperación por las golpizas que él le daba.
Se dice que el fantasma de su abuelo estaba sumamente arrepentido y que quería que le dieran santa sepultura por eso llamo la atención haciendo ruido desde la vasija donde su difunta esposa lo había metido.
Desde entonces nadie más a querido a entrar a dicha cabaña por miedo a que por las noches se escuchen golpes dentro de alguna vasija de la abuela.
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